Nunca más violencia contra la mujer indígena en Bolivia

Bolivia Mujeres reprimidas durante la Marcha por el TIPNIS

5 mar 2012

Se analiza el rol y la importancia de la mujer indígena en la Defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). Mujeres indígenas se reafirman con nuevos y valientes liderazgos.

La violencia contra la marcha

A lo largo de 65 días, 400 mujeres indígenas representantes de 34 pueblos del oriente, chaco, amazonía y Tierras Altas marcharon junto a sus esposos, hijos e hijas, hermanos y hermanas en la VIII marcha. La tarde del 25 de septiembre, llegó la orden de represión y dispersión de la marcha, aproximadamente 600 policías cercaron a las y los marchistas, gasificaron el campo que ocupaban y violentamente los redujeron para subirlos a una caravana de buses y llevarlos lejos de su ruta.

Las marchistas fueron enmanilladas, arrastradas, perseguidas, insultadas, obligadas a esconderse en el monte, a saltar al río, despojadas de sus hijos e hijas, alejadas de sus esposos, privadas de sus pertenencias que fueron destruidas, pero ellas fueron valientes para plantear la defensa de sus derechos constitucionales y continuar la caminata: “Lo que ha pasado el día domingo 25 de septiembre fue algo que jamás en la vida vamos a olvidar porque fuimos masacrados, fuimos golpeados, gasificados y torturados”, recodaría más tarde Miriam Yubánure, vicepresidenta de la Central de Pueblos Mojeños del Beni (CPEM – B).

Las mujeres, autoridades de las organizaciones y de base, soportaron vejámenes físicos, insultos gubernamentales y angustia permanente por ser representantes o figuras políticas: Miriam Yubánure, moxeña que fue arrastrada, amordazada y golpeada; la moxeña Bertha Bejarano marchó en la última etapa de gestación, como Regina, comunaria. Otras mujeres lideresas fueron la ex dirigenta Juana Eirubi, Aidee Ortiz presidenta de la Subcentral Cercado – Río Mamoré y Neyde Cartagena, Yenny Suárez, presidenta del Comité Político de la Marcha, Vilma Mendoza, secretaria de Tierra y Territorio y Autonomía de CENAMIB.

Nazareth Flores, vicepresidenta Central de los Pueblos Indígenas del Beni CPIB, decía: “Al final me maniataron y me tiraron en una camioneta, luego me bajaron y me subieron a un bus. En la flota vi a varios compañeros amarrados. Pero toda esa acción de la Policía no nos derrumbó y seguiremos luchando por nuestros derechos”.

Pero las mujeres de base también son heroínas. Una decena de mujeres en etapa final de gestación sufrieron la permanente posibilidad de abortos o nacimientos a lo largo de los más de 600 kilómetros que tuvo la marcha, ahí nació la niña Dignidad. Pero cuatro mujeres en estado de embarazo avanzado tuvieron abortos. Junto a sus madres estaban más de 250 niños y niñas indígenas, 150 era mujeres que enfrentaron las dificultades de caminar junto a su familia, las limitaciones de la alimentación y muy pronto aprendieron sobre cómo se defiende la “Loma Santa”.

 

Un Estado machista y patriarcal

Atacadas mediáticamente por el Gobierno y por su condición de mujeres para ser parte de una caminata de este tipo, ellas expresaron la razón de su participación en la marcha: “estamos acostumbradas, el trabajo en el chaco es más duro que la caminata”, decía Julia Molina, presidenta de la organización de mujeres del TIPNIS.

Antes de la marcha y después de ella, las mujeres indígenas fueron víctimas de un Estado machista, denigradas en la voz del propio presidente Evo Morales cuando las mandó a “conquistar” para aceptar el proyecto carretero Villa Tunari – San Ignacio de Moxos. El mandatario dijo: “conquistar a las compañeras yuracarés trinitarias para que no se opongan a la construcción del camino”.

Denigradas nuevamente cuando incitó al abandono de hogar y de mujeres embarazadas: "Inclusive ustedes saben, generales, almirantes, oficiales, cuando un jovenzuelo embaraza a su compañera, es preferible escapar al cuartel y cuando sale del cuartel, es intocable ese soldado", afirmó.

Y no sólo eso, estas mujeres ahora sufren acoso político y judicial, y son víctimas de falsas acusaciones como la del mismo canciller, David Choquehuanca, quién forma parte de un proceso judicial contra el “grupo de mujeres indígenas” que lo habrían “secuestrado”, en medio de un proceso malintencionado y lleno de acusaciones falsas contra las mujeres y contra el movimiento indígena en defensa del TIPNIS.

Pese a que fueron reprimidas y golpeadas, ellas afirmas que así como continuaron la caminata hasta la sede de Gobierno, continúan vigilantes al cumplimiento y ejercicio de sus derechos: “Si vamos a tener que volver a marchar, a defender, lo vamos a tener que volver a hacer porque durante dos meses se ha marchado y no puede ser en vano”, dice resuelta Mama Angélica, ex autoridad originaria del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ), una de las mujeres indígenas que por 35 días se declararon en vigilia permanente en la plaza San Francisco de la ciudad de La Paz.

Por Marielle Cauthin desde Bolivia

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