España quiere seguir destruyendo la selva para producir aceite de palma
El Parlamento Europeo ha aprobado un borrador de Directiva de Renovables en el que, entre otras cosas, se llama a que el biodiésel de aceite de palma no se considere una energía renovable, lo que significaría su práctica desaparición del mercado de los biocombustibles. Este borrador se está discutiendo en el Consejo de Europa, donde se reúnen los representantes de los Estados miembros, y la Comisión Europea. Al contrario que otros países de la Unión, como Holanda o Portugal, el Estado español se ha posicionado claramente en contra de esta eliminación, según filtraciones a las que ha tenido acceso Ecologistas en Acción.
Y es que el aceite de palma no solo está en la mayoría de los alimentos procesados, también se mezcla en forma de biodiésel con el diésel convencional que consumimos en Europa. En concreto, casi la mitad del aceite. Al contrario que en los alimentos, los consumidores no podemos elegir consumirlo o no, ya que el biodiésel está siempre mezclado con el diésel convencional. Es el resultado de una medida de la Directiva de Energías Renovables vigente, que obliga al uso de energías renovables en el transporte. Y esto se consigue mayoritariamente mediante el uso de biocombustibles, entre ellos de biodiésel de aceite de palma.
El objetivo de la medida era disminuir las emisiones de CO2 en el sector del transporte. Pero, al contrario que se pensaba, los biocombustibles producen enormes cantidades de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), y son particularmente altas cuando provienen del aceite de palma.
Lo que ocurre es que la palma aceitera se cultiva en zonas de turberas y selvas de gran valor, principalmente en Indonesia y Malasia. La quema de amplias zonas de selva, y sobre todo el drenaje de turberas para su posterior cultivo, suponen la liberación una enorme cantidad de emisiones de CO2 a la atmósfera. A esto hay que sumar emisiones que no continúan reteniendo las tierras deforestadas, además de las correspondientes al proceso de fabricación, transporte y quema del biodiésel. El resultado son emisiones GEI 3 veces mayores que las de la quema de combustibles fósiles.
Desgraciadamente, el impacto del cultivo de la palma aceitera no termina ahí. Este cultivo conlleva la destrucción del hábitat de especies en peligro de extinción como el orangután. Por si fuera poco, se trata, en general, de grandes plantaciones que desplazan a los pequeños propietarios, que se ven obligados a abandonar su tierra. Ha llegado incluso a costar la vida a líderes de estas comunidades, como Hernán Bedoya.
Según Nuria Blázquez, responsable de biocombustibles de Ecologistas en Acción, "la posición española es contraria a los compromisos adquiridos en la Cumbre de París, además de ir en contra de los derechos humanos y la conservación de la biodiversidad”.
Klaus Schenk, portavoz de Salva la Selva, ha añadido: "La mayor parte del aceite de palma en España (1,2 millones de toneladas en 2017) se destina a la producción de biocombustibles. El gobierno español debe respaldar la protección de las selvas tropicales y eliminar el aceite de palma del biodiésel de las energías renovables. Por eso Salva la Selva invita a firmar esta petición para que el Gobierno español cambie de postura”.