Protejan las sabanas ¡por el clima y a la biodiversidad!
Los bosques naturales son esenciales para preservar el clima y conservarlos íntegros es la medida más urgente a tomar. Muchos proyectos de forestación, aunque suenen prometedores, plantean sin embargo graves problemas. Por ejemplo cuando se trata de plantar árboles en forma de monocultivos en el ecosistema de sabana. Firma la petición.
PeticiónPara: Al Ministro de Desarrollo alemán y partes interesadas en la iniciativa AFR100
“Preservar los bosques naturales es la mejor manera de proteger el clima. Firma y rechaza los proyectos mal concebidos de forestación en las sabanas.”
Plantar árboles para salvar el clima se ha vuelto muy popular. Actualmente, los gobiernos están pujando entre sí para plantar a cual más cientos de miles de árboles nuevos.
Así, la iniciativa AFR100 (Iniciativa para la Restauración del Paisaje Forestal Africano), pretende restaurar 100 millones de hectáreas de tierras, supuestamente degradadas. En realidad, a menudo los ecosistemas locales no se tienen en cuenta y se están plantando árboles en lugares donde no es adecuado hacerlo desde un punto de vista ecológico.
Sin embargo, las sabanas y praderas no son bosques degradados, sino ecosistemas diversos por derecho propio.
Un reciente estudio científico confirma las advertencias de los ecologistas: en el marco de AFR100, el 52% de los proyectos de repoblación forestal están concebidos en sabanas, y en casi el 60% de los casos, se plantan especies no autóctonas, como el eucalipto.
Las consecuencias negativas son considerables, como el plausible desplazamiento de especies vegetales que no toleran la sombra de los árboles, lo que amenaza el hábitat y la alimentación de los animales. Además de a insectos y aves, esto afectaría incluso a rinocerontes y ñus. Los monocultivos plantados también alteran el régimen hídrico local debido a sus elevadas necesidades de agua, lo que repercute en las poblaciones humanas.
Según el estudio, en África existe la amenaza para 70 millones de hectáreas, y un peligro similar se estaría cerniendo sobre India y Brasil.
Ante la crisis climática y la extinción de especies, la prioridad absoluta tiene que estar en la conservación de los bosques, sabanas y otros ecosistemas naturales, respetando el papel central de los pueblos indígenas.
La reforestación también es esencial. Pero debe adaptarse al lugar y contribuir a la protección de la biodiversidad.
Pedimos a los participantes en AFR100 que se dé prioridad a la conservación de los bosques naturales existentes. Por el clima y de la biodiversidad.
Más informaciónCitas de científicos
La autora principal del estudio publicado en Science es Kate Parr, catedrática de Ecología Tropical de la Facultad de Ciencias Ambientales. Citando a Parr:
"La restauración de los ecosistemas es necesaria e importante, pero debe hacerse de forma adaptada a cada sistema".
"Los sistemas no forestales, como las sabanas, se clasifican erróneamente como bosques y, por tanto, se considera necesario restaurarlos con árboles".
"Es urgente revisar las definiciones para que las sabanas no se confundan con los bosques, ya que el aumento del número de árboles supone una amenaza para la integridad y la persistencia de las sabanas y los pastizales."
"Poniendo de relieve esta cuestión ahora, aún estamos a tiempo de evitar esta amenaza y garantizar que los sistemas no forestales se restauren adecuadamente."
Según Nicola Stevens, investigadora sobre entornos africanos de la Universidad de Oxford y coautora del estudio:
"La urgencia de plantar árboles a gran escala está impulsando la financiación de proyectos mal evaluados que muy probablemente tendrán beneficios insignificantes en términos de almacenamiento y potencialmente causarán daños ecológicos y sociales."
¿Qué son AFR100 y el Desafío de Bonn?
La Iniciativa para la Restauración del Paisaje Forestal Africano (AFR100) se lanzó en la COP21 de París en 2015. Su objetivo es "restaurar 100 millones de hectáreas de paisajes deforestados y degradados en África para 2030" a través de la reforestación, la restauración de los ecosistemas ribereños y los silvopastos. Este objetivo se ha ampliado desde entonces a 130 millones de hectáreas. 33 países africanos participan en AFR100.
La República Federal de Alemania, las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Bezos para la Tierra figuran entre sus principales donantes.
AFR100 es una contribución al Desafío de Bonn, lanzado bajo liderazgo alemán en 2011, cuyo objetivo es restaurar 350 millones de hectáreas de tierras degradadas y deforestadas para 2030. Hay otras tres iniciativas regionales además de AFR100: ECCA30 en Europa, el Cáucaso y Asia Central, la iniciativa 20x20 en América Latina y el Caribe, y el Compromiso de Agadir en la región mediterránea.
Reacción de AFR100
Un portavoz de AFR100 criticó el estudio publicado en Science porque, en su opinión, la iniciativa dejaba claro que las praderas no debían convertirse en bosques. En un artículo para New Scientist, afirmó: "AFR100 apoya una serie de enfoques para restaurar la salud de la tierra africana, de modo que las personas y la naturaleza puedan prosperar".
"Los autores de este artículo equiparan erróneamente restauración con reforestación, dando por sentado que AFR100 se centraría únicamente en esta última, lo cual no es cierto. Los proyectos agroforestales, por ejemplo, añaden árboles a las tierras cultivadas existentes para mejorar la fertilidad del suelo, aumentar la retención de agua y reducir la erosión de la capa superior del suelo. Las prácticas agroforestales no transforman las explotaciones agrícolas en bosques. Estos proyectos agroforestales constituyen la gran mayoría de los proyectos de restauración afiliados a AFR100 en la actualidad y deberían incluirse en cualquier valoración justa."
Otras críticas a los proyectos de forestación
Los ecologistas critican que, bajo la apariencia de reforestación, se establezcan plantaciones industriales de especies exógenas como el eucalipto y la acacia. Estos monocultivos, cuyo valor ecológico es casi nulo, proporcionan beneficios a la industria papelera, pero contribuyen poco al clima, ya que los árboles se talan al cabo de pocos años. Mozambique es un ejemplo.
Los proyectos de restauración también pueden conducir al acaparamiento de tierras. Las tierras degradadas en las que se dice que se podrían plantar árboles a gran escala, no suelen existir en cantidad suficiente. En muchos casos, el uso de la tierra tiene fines agrícolas para las comunidades locales, a menudo desde hace generaciones. Por tanto, la reforestación puede amenazar sus medios de vida y su seguridad alimentaria.
La pregunta fundamental: ¿qué es un bosque?
Salva la Selva lleva mucho tiempo criticando la definición de bosque de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que es como sigue:
"Terreno que ocupa una superficie superior a 0,5 hectáreas con árboles que alcanzan una altura superior a cinco metros y una cobertura de copas superior al diez por ciento, o con árboles capaces de alcanzar estos umbrales in situ. Quedan excluidos los terrenos predominantemente agrícolas o urbanos. (Fuente)
En resumen, la FAO considera que una zona no urbana o agrícola es un bosque si:
- tiene una superficie mínima de 0,5 hectáreas
- la cubierta arbórea es superior al 10%,
- la altura de los árboles supera los 5 metros.
Con esta definición, muchas sabanas se consideran bosques y, por tanto, candidatas a la "reforestación". Esta definición también ignora la diversidad de los ecosistemas e incluye plantaciones sin valor ecológico. La FAO también describe los monocultivos de árboles como "bosques plantados".
El valor y la especificidad de los pastizales
Los pastizales no tienen nada que envidiar a muchos bosques en términos de biodiversidad. El secreto de los pastizales reside en su suelo, donde las plantas almacenan la mayor parte de su biomasa, y por tanto del carbono, en rizomas y tubérculos.
Hay pastizales en todos los continentes. Sus variantes tropicales, las sabanas, cubren el 15% de la superficie terrestre. Pero no existe una sabana uniforme. Los científicos pueden distinguir innumerables formas, desde sabanas herbáceas a sabanas arboladas, y desde sabanas secas a sabanas húmedas. Lo que todas tienen en común es la competencia entre la hierba y los árboles, entre el paisaje abierto y el bosque sombrío. Muchas de las sabanas actuales existen desde hace millones de años. No son tristes vestigios de la deforestación, sino ecosistemas originales adaptados a las condiciones naturales.
Bosques y sabanas, protectores del clima
Los bosques y las sabanas almacenan grandes cantidades de carbono, por lo que son importantes para proteger el clima. Para más información, consulte nuestra página en la sección Temas, Clima y selvas tropicales.
Para: Al Ministro de Desarrollo alemán y partes interesadas en la iniciativa AFR100
Estimadas Sras. y Sres.,
Estimado Ministro:
Los bosques naturales son esenciales para salvar el clima. Por lo tanto, tiene sentido trabajar para preservarlos o restaurarlos. Sin embargo, muchos proyectos de reforestación hacen muy poco por el clima e incluso causan daños. Desde un punto de vista ecológico, plantar árboles en praderas como las sabanas es perjudicial.
Un reciente estudio publicado en Science analiza el alcance de esta indeseable evolución, tomando como ejemplo la iniciativa AFR100 en África. El estudio es alarmante: según dice, el 52% de los proyectos de restauración se están llevando a cabo en sabanas, y en casi el 60% de los casos se están plantando especies no autóctonas como el eucalipto. 70 millones de hectáreas, aproximadamente dos veces el tamaño de Alemania, están amenazadas en África, y un peligro similar podría amenazar a India y Brasil.
El gobierno federal alemán y todas las partes interesadas en la iniciativa AFR100 deben tomarse en serio estas advertencias y examinar críticamente los proyectos de reforestación.
No se debe malgastar el dinero en proyectos perjudiciales que ocultan una acción climática eficaz y amenazan la biodiversidad.
Atentamente,
Cómo se conectan el clima y las selvas tropicales
Las selvas tropicales son ecosistemas complejos, en los que plantas, hongos y animales se interconectan estrechamente. Desempeñan un papel fundamental en el clima local y global. Las plantas absorben el dióxido de carbono (CO2) del aire. Con la ayuda del agua y la luz solar producen los azúcares de los que se derivan todas las sustancias que componen las plantas. De este modo, el carbono se encuentra en los troncos, las hojas y las raíces y el oxígeno se libera a la atmósfera en el proceso de la fotosíntesis.
Se calcula que las selvas tropicales retienen 250.000 millones de toneladas de CO2, gran parte de las cuales se almacenan en los bosques de turba. A nivel mundial, significa 90 veces las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el ser humano al año. El 40% del oxígeno liberado a la atmósfera procede de los bosques tropicales. Por eso, la imagen de los bosques como "pulmones de la tierra" no es del todo exacta, pero sí muy significativa.
Las mismas selvas tropicales producen buena parte de las precipitaciones distribuidas uniformemente a lo largo del año. Un aspecto importante es la evapotranspiración, es decir, la humedad que liberan las plantas a través de sus hojas. Aunque en los bosques hace calor y hay humedad, las nubes irradian gran parte de la luz solar al espacio y, por tanto, enfrían la atmósfera. Sin este efecto, estas zonas serían aún más calurosas.
Como almacenes de carbono y generadores de lluvia, las selvas y bosques intactos desempeñan un importante papel en la prevención del cambio climático y para contrarrestar la catástrofe climática.
Problema inminente: la catástrofe climática y la destrucción de las selvas
Los bosques tropicales tienen cada vez menos capacidad para cumplir su función estabilizadora del clima. Su destrucción para dar paso a plantaciones de monocultivo, pastos o proyectos mineros libera grandes cantidades de gases de efecto invernadero. Los incendios forestales de 1997 en Indonesia representaron un tercio del total de las emisiones mundiales. La destrucción de los bosques de turba es especialmente devastadora.
Según un estudio publicado en la revista Nature, a partir de 2035, debido al aumento del cambio climático los bosques tropicales podrían pasar de ser almacenes de CO2 a convertirse en fuentes de CO2 exclusivamente, fomentando aún más la catástrofe climática.
Como el ecosistema de los bosques tropicales está muy interconectado, toda la red del sistema climático puede verse comprometida si resulta dañado uno solo de sus puntos de contacto. Por ejemplo, el ciclo del agua. Si se dan periodos más secos debido al cambio climático global, lo que ya se ha observado, este ciclo puede colapsar. Las selvas tropicales siempre verdes y exuberantes se están convirtiendo en sabanas con menos especies. El clima está cambiando: es cada vez más seco y cálido.
De hecho, los 18 denominados puntos críticos de no retorno en el sistema climático suponen una amenaza especial. Si por ejemplo, el cambio climático alcanzara un determinado nivel en la Amazonía, el proceso y la pérdida de la selva tropical en su forma actual no podrían detenerse.
De todas formas, una cosa está clara: la catástrofe climática está siendo provocada por el ser humano. El 98% de los científicos que trabajan en temas climáticos están de acuerdo. Como el clima es un sistema muy complejo, los investigadores descubren constantemente nuevas relaciones, interpretan los datos de distintas maneras y revisan las predicciones. En la ciencia, esto es bastante normal. Sin embargo, las conclusiones de los climatólogos son cada vez más alarmantes.
Solución: protección de los bosques tropicales es igual a protección del clima
Para garantizar la protección del clima, es urgente preservar totalmente las selvas tropicales que quedan, por ser indispensables como almacenes de carbono. Su destrucción sólo agrava la catástrofe climática. Por lo tanto, la protección del clima es la protección de los bosques tropicales que de hecho, son interdependientes. Las urgencias son:
- Preservar la integridad de los bosques tropicales y tratar los daños causados a estos ecosistemas. Además de almacenes y depósitos de carbono, son ecosistemas y lugares habitados por millones de personas, muchos de ellos pueblos indígenas.
- Reforzar por tanto el respeto a los derechos de los pueblos indígenas que viven en las selvas tropicales, que son su territorio, y dependen del mismo para su subsistencia. De hecho, estos pueblos son los mejores defensores de las selvas.
- Preservar la biodiversidad. La catástrofe climática y la extinción de las especies son dos crisis existenciales que se han de afrontar mano a mano.
- Reducir nuestro consumo de energía y materias primas en lugar de mantenerlo al mismo nivel, pretendiendo que los productos ahora son "verdes" sólo por etiquetarlos de este modo y sin llevar a cabo mayores cambios o esfuerzos.
- Más bien, es necesario cambiar radicalmente nuestro modo de vida y nuestro modelo económico.
- Abandonar las fuentes de energía fósil.
- Reformar la falsa política climática: acabar con los biocombustibles, especialmente los basados en el aceite de palma, soja o caña de azúcar y detener la quema de árboles en las centrales eléctricas de biomasa de madera.
- Rechazar el comercio de carbono, como sistemas de compensación que permiten, por ejemplo, que las empresas paguen por medidas de protección del medio ambiente obteniendo de este modo permiso de seguir emitiendo gases de efecto invernadero y contaminando.
- Después de la pandemia de Covid 19, remodelar la economía y la sociedad de forma respetuosa con el medio ambiente. No debe haber "programas de estímulo económico" con viejas recetas.
La pandemia ha demostrado que son posibles cambios rápidos y profundos ante una crisis existencial y que sería posible adoptar una estrategia urgente también para confrontar la crisis climática.
El estudio, publicado en la revista científica Science: Conflation of reforestation with restoration is widespread
Su autora principal es Kate Parr, catedrática de Ecología Tropical de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Liverpool.
Algunos medios de comunicación en lengua inglesa se han hecho eco del estudio y sus conclusiones:
New Scientist Reforestation initiatives in Africa may damage grassland and savannah
The Guardian Ill-judged tree planting in Africa threatens ecosystems, scientists warn
aproximadamente el doble de la superficie de Alemania.
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