Guardianas de la selva
Los chimpancés son los parientes más cercanos de los seres humanos, pero los hemos llevado al borde de la extinción. Para salvarlos, los conservacionistas quieren preservar su hábitat. Trabajan junto con la población, porque salvar a los chimpancés sólo puede hacerse de la mano. Las mujeres desempeñan un papel clave.
El proyecto en síntesis
TemáticasAnimales
Objetivo(s) Las ecoguardas protegen el hábitat de los chimpancés
Actividad(es) Preparación de ecoguardas, educación ambiental
Patrullar el Parque Nacional Grebo-Krahn de Liberia solía ser cosa de hombres. Pero cada vez más mujeres se suman para convertirse en ecoguardas. Es una etapa de un cambio fundamental en la sociedad de Liberia: el estatus, el prestigio y la independencia de las mujeres está aumentando. Las ecoguardas, como Felicia Kyne y Mathaline Garley, defienden la selva.
Durante sus patrullas, las guardas forestales recorren la selva que rodea la aldea de Druwar, recopilan datos sobre los animales y recogen datos sobre la caza furtiva o la búsqueda ilegal de oro. Las ecoguardas denuncian a los sospechosos ante las autoridades.
Felicia y Mathaline forman parte de equipos mixtos. Sus familias se benefician de sus salarios y la selva, de su trabajo.
Fundación Chimpancé Salvaje (Wild Chimpanzee Foundation WCF)
Los investigadores de chimpancés, contraparte de Salva la Selva, trabajan para designar zonas protegidas grandes extensiones de selva tropica, el hábitat de los animales. Esto se hace en estrecha colaboración con la población local. En el proceso, personas de la comunidad como Felicia y Mathaline participan en la conservación de la naturaleza activamente, como ecoguardas en los parques nacionales de Grebo-Krahn y Sapo. Es un reto grande.
Se calcula que en África Occidental aún viven 52.800 chimpancés. En los últimos 20 años, la población se ha reducido en un 80%.
Afortunadamente, entre Costa de Marfil y Guinea aún quedan zonas de selva casi intacta que sirven de hábitat a los animales. Una parte importante del trabajo de las ecoguardas tiene lugar en las aldeas.
Allí sensibilizan a las comunidades sobre la belleza y la fragilidad de las selvas tropicales. Prueba de su importancia es la lista de especies amenazadas que viven en el Parque Nacional de Grebo-Krahn: chimpancés, elefantes de bosque, leopardos y muchas otras. Aunque los bosques de Liberia figuran entre los de mayor biodiversidad del mundo, sólo hay tres parques nacionales en el país. Grebo-Krahn, fundado en 2017, es el más reciente.
Establecer un parque nacional es un desafío de equilibrio: hay que coordinar la conservación de la naturaleza con la protección de los derechos de la población local. Si se hace bien, una zona protegida de este tipo puede legar a contribuir al cambio social mediante la capacitación de las mujeres. En Liberia, esto parece ser exactamente lo que está ocurriendo. De los 28 ecoguardas del Parque Nacional de Grebo-Krahn, 10 son mujeres.
Solía vivir de la caza furtiva
Mathaline Garley se dedicaba al comercio ilegal de carne de animales salvajes antes de unirse a las ecoguardas. Ahora forma parte activa de quienes cuidan el entorno, lo que ha enriquecido su vida.
"Ya no soy alguien que vende carne de animales silvestres, sino una maestra al servicio del medio ambiente".
Felicia Kyne gana ahora su propio dinero como ecoguarda y paga las tasas escolares de sus hermanos menores. Gracias a su puesto de ecoguarda, se ve en pie de igualdad con los hombres del pueblo. "Me atrevo a hacer todo lo mismo que ellos", afirma con confianza.
Las ecoguardas de Liberia están iniciando un cambio en su sociedad tradicional. En sus aldeas son pioneras a la vez que guardianas de la selva.
Tu donación ayuda a proteger el hábitat de chimpancés, hipopótamos pigmeos y elefantes de la selva, al tiempo que ayuda a financiar el trabajo de mujeres como Mathaline, Felicia y sus familias.
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