Ecoguardas protegen el bosque de la montaña Afi

Estamos en Olum, un pueblo no lejos de la montaña Afi. Se celebra el festival anual de la mandioca. En honor del tubérculo, alimento básico en el este de Nigeria, las mujeres recorren el pueblo bailando y cantando. Un momento perfecto, pues Martins Egot, fundador de la organización Development Concern (Devcon), acaba de entregar un molino de mandioca a la asociación local de mujeres. Gracias al molino, ahora producen y venden su propia harina. Estos ingresos adicionales dan a algunas personas el margen financiero necesario para patrullar la selva con regularidad y sin cobrar como ecoguardas. Estas patrullas son muy necesarias.

Nigeria ya ha perdido gran parte de su selva tropical. Por las plantaciones y talas ilegales a gran escala. Los cazadores furtivos han diezmado algunas especies animales.

Pero en el estado de Cross River, junto a la frontera con Camerún, aún se conserva la selva. Para la población, ecologistas y científicos, la selva tiene una importancia extraordinaria. Se cuentan allí más de 1.550 especies de plantas, incluidas al menos 120 en peligro de extinción y se enumeran 350 especies de aves. Los elefantes del bosque mueven sus gruesos cuerpos entre la maleza, los chimpancés y los monos tocón hacen gimnasia en los árboles. Los gorilas del río Cross, la subespecie de grandes simios con menor población, tan sólo unos cientos de animales, viven escondidos en las montañas.

Los ecoguardas

Aquí es donde entran en juego los ecoguardas. Otro grupo de 50 hombres y mujeres acaba de terminar su formación. Marchan para pasar lista con uniformes verdes, acompañados por el ritmo de tambores. Todo tiene un aire militar, pero eso forma parte del concepto, según Martin Egot. De ese modo, habrá respeto hacia los voluntarios cuando localicen durante sus patrullas a cazadores furtivos, pirómanos y madereros. Su única arma: el argumento de que el bosque está protegido por su gran valor y que esas actividades son ilegales.

Permitir las patrullas de ecoguardas y generar ingresos es también el objetivo de la pequeña granja que Martins Egot ha construido en Edondon, su pueblo natal. Además de un terreno, cuenta con un gallinero. Desde hace unos meses también está en marcha un proyecto de cría de cerdos. Si todo sale bien, las comunidades podrán hacerse cargo del modelo, ganar más que antes con la agricultura y, como efecto secundario, necesitarán cazar menos animales salvajes en el bosque.

Este ecologista de 54 años, pertenece al pueblo indígena ekuri, vive desde hace tiempo en Calabar, la ajetreada capital de provincia, pero pasa todo el tiempo que puede en Edondon, en el bosque comunitario ekuri y en las aldeas situadas en los límites del Parque Nacional del Río Cross. Doctor en desarrollo rural, le gusta la vida pausada de aquí y valora el estrecho contacto con sus vecinos y con los ecoguardas.

Martins Egot resume así su planteamiento. "Devcon es una organización de conservación que también significa beneficio para las personas”.

Nuestra colaboración con Devcon

Cuando los indígenas ekuri advirtieron al mundo en marzo de 2016 sobre la construcción de una "superautopista" a través del Parque Nacional del Río Cross, en Salva la Selva lo tuvimos clara la grave amenaza, estableciendo estrechos contactos en África Occidental, y apoyando con fondos varios proyectos de Devcon. Siempre se ha tratado de ecoguardas, fuentes de ingresos respetuosas con el medio ambiente y educación medioambiental. Desde 2022 apoyamos a la organización con una suma anual.

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