Mercurio
El mercurio es una amenaza global, regional y nacional en términos de salud para el ser humano y la naturaleza. Es un veneno que no puede crearse ni destruirse.
El mercurio se usa para concentrar el oro, metal al que queda adherido hasta formar una pesada amalgama que luego se puede separar fácilmente de los otros minerales. Este procedimiento resulta simple, barato, rápido y efectivo para los mineros informales, que no suelen tomar en cuenta las graves consecuencias contaminantes y para su salud. De este modo, comunidades de los países en desarrollo asumen cada vez más estos riesgos de la exposición al mercurio. Así lo confirman los nuevos estudios del Programa de la ONU para el Medio Ambiente PNUMA.
Aunque la demanda global de mercurio haya disminuido en los últimos años, las emisiones aumentarán próximamente en algunas zonas de África, Asia y Sudamérica.
Según el observatorio del mercurio Mercury Watch, China es el mayor emisor con relación a la minería de oro artesanal, con 444,5 toneladas al año. En Sudamérica, las actividades de minería informal de oro emiten al medio anualmente en Colombia hasta 180 toneladas de mercurio. Sigue Bolivia, con 120 toneladas; Perú (70); Ecuador (50); Brasil (45) toneladas. No hay datos para Argentina, Uruguay y Paraguay, donde sin embargo también se da la minería artesanal de oro.
El sector minero es el mayor demandante de mercurio. El informe del PNUMA revela que las emisiones de mercurio a causa de la minería artesanal de oro se han duplicado desde 2005. Otra fuente de emisiones de mercurio es la combustión de carbón para generar electricidad.
Entre 10 y 15 millones de mineros -de ellos entre 4 y 5 millones de mujeres y niños- producen entre el 12 y el 15% del oro del mundo, con graves exposición y riesgo para su salud. El mercurio utilizado en minería asciende a unas 727 toneladas, es decir, el 35% del total mundial. Absolutamente todo este mercurio se deposita al medio. El estudio del PNUMA evalúa por primera vez las liberaciones de mercurio en los ríos y lagos y la cantidad de mercurio en los océanos, y muestra que gran parte de la exposición humana a ese metal se produce a través del consumo de pescado contaminado.
Por otra parte, indica el PNUMA que la rápida industrialización de Asia convierte a ese continente en el mayor emisor regional de mercurio, con casi la mitad de las emisiones mundiales.
Tratado internacional, aunque no suficiente
El estudio del PNUMA se publicó unos días antes de las últimas negociaciones en torno al nuevo tratado vinculante sobre el mercurio, que tuvieron lugar en Ginebra del 13 al 18 de enero de 2013. El objetivo declarado de dicho tratado es reducir los vertidos de mercurio al medio ambiente significativamente y mitigar sus efectos sobre la salud.
Una semana de discusiones y cuatro años de negociaciones. Pero las negociaciones no fueron suficientemente lejos, según observan los grupos ambientales. Si bien algunos usos del mercurio se prohíben o limitan progresivamente, por ejemplo en baterías, termómetros o lámparas fluorescentes, el tratado no limita los usos más contaminantes de mercurio. Estos son la minería artesanal y las emisiones de las plantas energéticas a base de carbón. Al continuar permitido su uso en minería también son posibles las importaciones y exportaciones. Y se traslada la responsabilidad de elaborar planes nacionales para la reducción del uso de mercurio en minería, pero sin poner condiciones ni obligatoriedades. Tampoco se incluye ninguna obligación para la limpieza del mercurio ya vertido. A mayores, nuevas minas de mercurio deberían estar prohibidas y las existentes deberían cerrarse.
A pesar del descontento de los ambientalistas, algunos de los acuerdos tomados en las discusiones eran impensables hace unos pocos años al contemplar previsiones de reducir el comercio, prohibir la minería primaria del elemento mercurio y eliminar el tóxico totalmente de algunos productos que lo contienen como los termómetros, otros aparatos de medición y baterías.
El proceso de discusiones fue iniciado por Suiza y Noruega, e inicialmente financiado por Japón. El tratado se llama la Convención de Minamata, en recuerdo de la ciudad japonesa cuyos habitantes han sufrido por décadas la contaminación con mercurio. Se firmó en esta ciudad en octubre 2013 pero no tendrá efecto hasta que sea ratificado por 50 países, proceso que puede tomar entre tres y cinco años.
Más información:
La Unión Europea y el mercurio
Informe de PNUMA Mercury, Time to Act, UNEP 2013
Página web del Programa de la ONU para el Medio Ambiente
Proceso de negociación del Comité Intergubernamental de Negociación sobre el Mercurio (INC5) que tuvo lugar en Ginebra del 13 al 18 de enero de 2013
Emisiones mundiales de mercurio de la minería artesanal y a pequeña escala (World Emissions of Mercury from Artisanal and Small Scale Gold Mining)
Actualización (19-8-2014):