Defendiendo los bosques frente a la minería de níquel: mujeres generan solidaridad

Mujeres de Torobulu junto a mujeres de Salva la Selva y de la red Sí a la Vida No a la Minería (Yes to Life No to Mining) Un objetivo común: SÍ a la vida, NO a la minería. Las mujeres de Torobulu están siendo criminalizadas por oponerse a la minería de níquel (© Rita Glaus) Mapa de Indonesia, destacando la isla de Sulawesi Mapa de Sulawesi, Indonesia (© Rettet den Regenwald e.V.) Utilizando una herramienta de palo largo, una mujer con un vestido color fucsia y un sombrero de ala ancha extiende una gran cantidad de granos de pimienta sobre una gran esterilla para que se sequen Los granos de pimienta se extienden sobre grandes esteras para secarlos al sol Descripción (© WALHI Sulsel) Extracción de níquel en Sulawesi Central Deforestación y desplazamiento - todo para la minería de níquel en Sulawesi Central (© WALHI Sulsel) Dos imágenes de mujeres de Tompira (Sulawesi Central) procesando y envasando mejillones que venden localmente como aperitivos Las mujeres de Tompira, en Sulawesi Central, transforman los mejillones en aperitivos y los envasan para la venta local (© Guadalupe Rodriguez) Vista aérea tomada con dron del parque industrial Morowali, en Central Sulawesi, Indonesia No sólo la extracción de níquel es devastadora para la selva. El procesamiento industrial también contamina el aire, el suelo y el agua en Morowali (© Aliansi Sulawesi) Cálao de casco en Sulawesi, reposando en un tronco de árbol. Al fondo se ve la vegetación. El cálao de casco vive en Sulawesi y en cuatro islas vecinas (© miroslav chytil/Shutterstock.com)

3 mar 2024

La isla indonesia de Sulawesi es el epicentro mundial de la industria de níquel. La destrucción de la naturaleza y de sus fuentes de alimento está creando un infierno. Las mujeres resultan especialmente afectadas y están organizando resistencia. Un equipo de mujeres de Salva la Selva y de la red 'Sí a la Vida No a la minería' viajaron en solidaridad, para conocer la situación de primera mano.

 

"Como agricultoras de pimienta, tenemos una buena vida. Tenemos una casa, nuestros hijos pueden ir a la escuela y a la universidad. Durante la temporada de cultivo y recolección, trabajan aquí hasta 10.000 temporeros y temporeras, ¡con un salario diario de hasta 10 euros! No necesitamos a la empresa minera PT Vale para vivir".

Nos lo cuenta Hasna, una agricultora ecológica de la comunidad de cinco aldeas de Loeha Raya, en Sulawesi del Sur. Estamos con ella en una gran plantación de arbustos de pimienta, que proporciona buenos ingresos a unas 800 familias.

Aquí se destruye la naturaleza para nuestra energía "verde”

Nuestro equipo: Guadalupe Rodríguez y Rita Glaus, de Salva la Selva, junto a Natalie Lowrey, de Australia y Lynda Sullivan, de Irlanda del Norte. Catro mujeres, parte además de la red global "Sí a la vida - No a la minería".

 

En octubre de 2023, viajamos por Sulawesi para hablar con las mujeres locales sobre el impacto de la minería en la naturaleza, en sus tierras y en la vida de sus familias. Nuestro objetivo: pensar juntas cómo apoyar para sostener su resistencia.

Recorrimos 2.000 kilómetros de carretera en nueve días. Experimentamos la rápida expansión de la minería en nombre de la "transición energética verde" mientras veíamos como se alternaban minas de níquel, extracción de arena, fundiciones y plantaciones de palma aceitera; nos adelantaban una y otra vez camiones que transportaban frutos de palma, materiales de construcción y carbón. El procesamiento del níquel para las baterías de los coches eléctricos “limpios” requiere mucha energía, que se produce en centrales térmicas de carbón construidas específicamente para este fin. Las infraestructuras necesarias para suministrar el carbón y transportar los productos del níquel está definiendo el nuevo paisaje, con construcción de puentes, nuevas carreteras, puertos y un aeropuerto, todo al servicio de esta industria en auge.

"No queremos minería: tenemos nuestras propias empresas".

Hasna, agricultora de pimienta

Las empresas internacionales explotan minas de níquel en todo el mundo: el gigante minero brasileño Vale es uno de los tres mayores del mundo. Es la personificación de todo lo que hay que temer de un proyecto minero. Sin ir más lejos, Vale fue responsable del derrumbe de una presa en Brasil en el que murieron 272 personas.

 

En Alemania, la extracción de las llamadas materias primas críticas, como el níquel, se considera crucial para las tecnologías de baterías. Un informe del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de finales de 2022 afirma: "El níquel está empezando a pasar al primer plano mundial a medida que aumenta la demanda de los fabricantes de baterías". El níquel se utiliza en vehículos eléctricos, pero también en turbinas eólicas y centrales nucleares.

Mientras las autoridades alemanas y europeas planifican cómo obtener níquel para los coches eléctricos, las mujeres de Sulawesi se resisten a la expansión de las minas, ya que un área de su comunidad ha sido incluida en el llamado bloque minero de Tanamalia. Se destruirían dos tercios del bosque y los campos de pimienta, un total de 17.000 hectáreas.

Las mujeres quieren que se oiga su voz. La tierra, el bosque y el lago son su fuente de vida y sustento, su identidad. Por eso Hasna, agricultora de pimienta, fundó junto a las mujeres de su comunidad el grupo de “Mujeres Luchadoras de Loeha Raya”.

Vale ya está en la región y su concesión ya abarca 118.000 hectáreas. En el conjunto de Sulawesi, 370.000 hectáreas se destinan a la extracción de níquel y existen licencias para más de 500.000 hectáreas. Por tanto, las mujeres de Loeha Raya tienen motivos de sobra para estar preocupadas. La licencia de Vale expira en diciembre de 2025.

 

Viaje al infierno en la tierra

La selva de Tanamalia es una de las últimas selvas vírgenes del sur de Sulawesi. Proporciona agua potable a la población de Loeha Raya y es un hábitat muy importante de flora y fauna. Su valor ecológico no sólo es importante para la comunidad, sino también para la zona protegida del lago Towuti.

Las mujeres nos invitan a visitar con ellas la isla de Mata Dewa (Ojo de Dios). En este hermoso entorno, nos dan una idea de lo que los bosques y el lago significan para ellas. Si Vale desplaza a las mujeres, destruirá su estrecha relación con la naturaleza. Comprendemos la dimensión de la amenaza que se cierne sobre sus vidas.

Nuestro viaje continúa hacia Sulawesi Central, a la comunidad de Tompira. También aquí las mujeres se oponen contra la extracción de níquel, en este caso creando su propia empresa. "Así evitamos que tomar trabajo y dinero de esta industria sucia", explica Anty, de la organización “Comunidad para el Cuidado de Mujeres y Niños”. Los hombres recogen mejillones en el río y las mujeres procesan los productos para la venta local. “Doce mujeres han formado una cooperativa con este fin y el modelo ha sido adoptado por otras comunidades”, dice Anty. Sin embargo, su negocio está amenazado porque se está aspirando el lecho del río para extraer arena y se remueve mucho sedimento, lo que significa que los mejillones no pueden crecer bien río abajo.

Al salir de Tompira, nos enfrentamos al infierno en la tierra: tras muchas horas de viaje, pasamos la noche en Labota, en pleno Parque Industrial de Morowali (IMIP), en este momento, epicentro mundial de la producción de níquel para el pujante mercado de los vehículos eléctricos. Aquí trabajan 81.000 personas, la mayoría en las peores condiciones, y la industria ya se ha cobrado al menos 30 vidas desde 2020.

 

Aunque estamos bien informados sobre los efectos de la minería y llevamos décadas apoyando a las comunidades que resisten, lo que vemos en la zona industrial de 2.000 hectáreas supera nuestras peores pesadillas. Hace apenas una década, Labota era un pueblo de pescadores. Ahora, centrales eléctricas de carbón, acerías y fundiciones, grúas y torres de alta tensión dominan el paisaje. Serán dos días llenos de ruido, suciedad, barro, polvo y basura. Todos los habitantes de la zona podrían resultar desplazados para hacer más sitio a las industrias en expansión. Todo parece completamente inhumano.

Las mujeres de los bosques tienen una fuerte conexión con la naturaleza. Temen los efectos de la minería: inundaciones, contaminación, corrimientos de tierra y cambio climático.

Herli, Aliansi Sulawesi

Al final de nuestro viaje, nos reunimos con mujeres de Torobulu, en el sudeste de Sulawesi, criminalizadas por oponerse a la expansión de la minería y defender su derecho a un medio ambiente sano y a la protección de la naturaleza. Nos reciben con una comida espectacular. Las expectativas que tienen de nuestra anunciada visita son altas: somos el primer grupo de mujeres que llega para ofrecerles solidaridad y apoyo. Y para escuchar sus historias.

Una de ellas es Mama Kilia. Lidera la resistencia y nos cuenta que su grupo se enfrenta a la criminalización y a procesos judiciales por sus protestas y acciones contra la minería. Durante nuestra conversación, su hijo pequeño se acerca y quiere un abrazo. Mamá Kilia lo consuela y luego le pide que vuelva con su padre, que está cerca con un grupo más grande. El niño llora desesperadamente. "Está traumatizado", explica mamá Kilia. “Estaba allí cuando la policía me detuvo y me llevó a la fuerza. Por eso teme constantemente que vuelva a ocurrir algo así”. Este temor es real: ya son 26 las mujeres que han sido denunciadas a la policía.

A pesar de todo, al final de nuestra visita, bailamos juntas una danza tradicional, también para reducir tensiones. No debemos olvidar hasta qué punto nuestro consumo en las sociedades del Norte lastra la vida de las mujeres de este lado del planeta.

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