Nuevo bosque en tierra indígena ancestral indonesia

Una persona delante de una antigua casa de madera La antigua casa de madera de construcción tradicional se sigue utilizando para celebrar reuniones (© Hengky/Sopo Tano Batak) Carteles de «prohibido el paso» frente a las colinas desnudas «¡Prohibido el paso!» Toba Pulp Lestari hace tiempo que hirvió la selva tropical hasta convertirla en pulpa y viscosa (© Hengky/Sopo Tano Batak) 5 hombres con vestimenta Batak muestran certificados de su bosque ancestral El Presidente Joko Widodo entregó personalmente los certificados de reconocimiento del bosque ancestral (© Kompas.id) Varias personas cuidando las plantas de café en un vivero El café de Sumatra fue famoso en otros tiempos. El pueblo de Simenakhenak está revitalizando antiguos métodos de cultivo. (© Kartini/Sopo Tano Batak) Mujer Batak en cuclillas plantando un árbol El árbol sura, de la familia de la caoba, es originario del bosque primario de la tierra Batak (© Hengky/Sopo Tano Batak)

2 oct 2024

En Sumatra, la comunidad de Simenakhenak, está renaturalizando 252 hectáreas de lo que antes era una plantación de eucaliptos. Están restaurando el bosque con arbustos de café y árboles autóctonos. El coordinador del proyecto, Hengky Manalu, de AMAN Tano Batak, nos cuenta acerca de los prometedores éxitos iniciales.

Selva - tierra - comunidad, son uno 

El pueblo Batak de Sumatra tiene algo especial. Cada clan está estrechamente vinculado a su aldea de origen. Para saber de dónde es cada persona, basta con preguntarle su nombre e inmediatamente se sabrá de qué aldea procede su familia. La aldea, la tierra y el bosque forman parte inseparable de la identidad Batak. Para ellos "una aldea tiene un clan y un clan tiene una aldea".

Es lo que ocurre en la pequeña aldea de Simenakhenak, en las tierras altas del lago Toba. Aquí vive el clan Samosir, que recibe el mismo nombre que la famosa isla volcánica que se encuentra en el lago. Desde Balige, capital del distrito de Toba, en moto, se tardan dos horas en subir las montañas teniendo a lo lejos hermosas vistas del lago.

Ompu Raja Martonggo Samosir fue el fundador de la comunidad hace mucho tiempo. Sus descendientes siguen viviendo allí. Vivían de la selva, de la resina de los árboles de incienso y del café.

Pero llegó la empresa Toba Pulp Lestari y poco a poco todo desapareció: la selva, los árboles de incienso y los arbustos de café. Ya no olía a incienso como antes y las plagas de los monocultivos de eucalipto infestaron el café.

La pulpa es nuestra desgracia

Mangapul Samosir, la persona indígena más anciana de Simenakhenak, nos habla del robo «legal» de las tierras por parte de la Toba Pulp Lestari, de los duros años bajo la dictadura de Suharto y del difícil camino hacia su reconocimiento oficial como comunidad indígena.

"Entre 1985 y 1986, dejamos de vivir en la aldea porque no había escuela ni mercado para vender nuestras cosechas. Nos trasladamos al pueblo de Tukko ni Solu, a sólo tres kilómetros. Seguimos cultivando nuestros campos en Simenakhenak», cuenta.

Tras regresar a la aldea, empezó el desastre. En 1987, Toba Pulp Lestari, entonces aún conocida como Indorayon, llegó a la aldea sin previo aviso y talaron la selva y los árboles de incienso.

Los habitantes de Simenakhenak quisieron protestar, pero bajo el régimen autoritario de Suharto no se atrevieron y se resignaron a su suerte. No tuvieron más remedio que asistir a la deforestación de su selva y contemplar como se transportaba la madera tropical quién sabe a dónde.

Tras la desaparición del bosque, la comunidad indígena estaba cada vez peor, ya no podían cultivar sus campos y no había agua potable. Peor aún, sufrieron corrimientos de tierra y padecieron por los pesticidas rociados en las plantaciones de eucalipto.

 

El largo camino hacia el bosque indígena

En 2016, se atrevieron finalmente a reclamar su tierra ancestral. Indonesia considera que todos los bosques son propiedad del Estado y otorga concesiones a empresas, en este caso a Toba Pulp Lestari. Sin embargo, una importante sentencia del Tribunal Constitucional abrió en principio, desde 2013, la posibilidad de que las comunidades indígenas reconocidas puedan poseen y utilizar los bosques.

Mangapul Samosir y toda la comunidad tuvieron que superar muchos obstáculos antes de poder recuperar oficialmente su bosque, empezando por la elaboración de cartografía, los estudios sobre el asentamiento histórico y todos los trámites necesarios ante las distintas autoridades, desde la administración de la aldea hasta el Ministerio en Yakarta.

En una gran reunión en la aldea, la comunidad decidió hacerse miembro de la Alianza de Pueblos Indígenas en Tierra Batak (AMAN Tano Batak).

Por fin, en 2022, tras seis largos años de duro trabajo, la comunidad de Simenakhenak recibió el certificado de reconocimiento de 252 hectáreas de bosque indígena. Habían solicitado el doble. El Presidente Joko Widodo les entregó personalmente los certificados en Bakkara, Sumatra del Norte. Esto allanó el camino para volver a utilizar y conservar sus tierras y bosques. Sin embargo, aún falta uno de los muchos certificados necesarios, el de la oficina del distrito de Toba.

Su bosque, antaño denso y hermoso ha desaparecido, en parte cubierto por la hierba alang-alang, en parte porque todavía hay una plantación de eucaliptos de la empresa de celulosa. ¡Un gran reto por delante!

 

El nuevo bosque está creciendo.

En lo más profundo de su conocimiento colectivo de la historia y la cultura de su pueblo, han interiorizado las instrucciones dictadas por sus antepasados: ¡debéis cuidar y velar por el bosque!

Las leyes relativas a los derechos forestales para los pueblos indígenas dan esperanza, pero son sólo un comienzo. Están vinculadas a la necesidad de preservar o restaurar el ecosistema de la selva tropical y de poder vivir de ella. Para la comunidad de Simenakhenak, significa que la zona deforestada, contaminada por herbicidas y degradada debe volver a convertirse en un bosque.

La comunidad se puso rápidamente en marcha. Identificaron las zonas ecológicamente críticas que había que «sanar» primero. Mapearon las oportunidades económicas que podría ofrecer un bosque mixto joven.

El objetivo: combinar ecología y economía para crear un nuevo bosque y hacer que la aldea vuelva a florecer para sus hijos y nietos.

Toda la comunidad se dedica a trabajar conjuntamente en el «bosque indígena», que, poco a poco, va tomando forma. Recogen semillas de los bosques primarios existentes. Cuando las plántulas han crecido a partir de las semillas y son lo bastante fuertes al cabo de dos o tres meses, las trasplantan. A continuación, las envían al vivero. Al cabo de otros tres meses, las pueden plantar en las zonas degradadas.

También tienen esperanza en el café. La generación anterior se ganaba la vida, enviaba a sus hijos a la escuela y compraba cosas para la casa. Así esperan que sea también en el futuro. El primer paso está dado. Las mujeres de la comunidad ya han plantado 15.000 arbustos de café y varios miles de árboles tropicales autóctonos.

 

15 hectáreas de bosque nuevo

Quince hectáreas de nuevo bosque con café y árboles autóctonos de la selva es una superficie pequeña comparada con los cientos de miles de hectáreas que se han destruido para la producción de pasta, papel y viscosa. Para los indígenas de la aldea de Simenakhenak, en las tierras altas del lago Toba, quince hectáreas son, sin embargo, un logro que les da esperanzas.

La naturaleza se va recuperando poco a poco y la población pronto podrá volver a vivir del bosque. "Salva la Selva ha hecho posible la renaturalización de zonas deforestadas y degradadas, gracias a las donaciones", escribe en su informe el coordinador del proyecto, Hengky Manalu.

Sí, la organización ha ayudado a la comunidad a mantener los derechos forestales. Ahora apoyamos a la aldea en la reforestación y renaturalización. Pero el éxito es de los indígenas de Simenakhenak por sí solos, gracias a su determinación, su conexión con la naturaleza y su trabajo.

Hengky Manalu está convencido: «Simenakhenak es un ejemplo vivo de cómo los indígenas, con unidad, tenacidad y trabajo duro, están devolviendo el esplendor a tierra ancestral y construyendo un futuro mejor».


  1. "una aldea tiene un clan y un clan tiene una aldea"Huta na mar marga - marga na mar Huta», dicen los Batak.

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