Defendiendo selvas y derechos humanos: recorrido de Salva la Selva en Maranhão, Brasil
Guadalupe Rodríguez, Felipe Durán y Klaus Schenck siguen de viaje en Brasil y ya pasaron por los estados de Maranhao y Pará, en el camino a la Cumbre de los Pueblos que tiene lugar de forma paralela a la conferencia global del clima.
1 de noviembre de 2025
Queremos que Tauá-Mirim sea un área protegida
“Queremos quedarnos en nuestro territorio en la selva tropical”, explica Rosana en su comunidad, Taim. “El gobierno y las empresas deben poner a la naturaleza y a las personas en primer lugar. Nosotros protegemos el bosque lluvioso y de manglares, las fuentes de agua y los espíritus de la naturaleza, las ‘encantadas’. Nuestro territorio Tauá-Mirim es el pulmón verde de São Luís.”
Lo que Rosana quiere decir nos quedó claro de manera drástica en el camino hacia Tauá-Mirim. Desde São Luís, la capital del estado brasileño de Maranhão en el Atlántico, viajamos por una carretera rápida a través de una zona apocalíptica. No queda nada de la selva amazónica.
En cambio, pasamos junto a fundiciones de hierro, terminales de mineral de hierro y puertos de carga, una refinería de aluminio con enormes balsas llenas de lodos tóxicos rojos, almacenes y terminales de carga para soja, maíz y pulpa de eucalipto, una central térmica de carbón, tanques de almacenamiento para gasolina y diésel, enormes naves de la industria de fertilizantes, una fábrica de cemento, minas para la extracción de arena y grava, grandes complejos de estaciones de servicio y zonas de descanso para camiones. Todo está lleno de basura, escombros, tierra quemada y polvo tóxico.
Las consecuencias del consumo de materias primas
Brasil es uno de los mayores proveedores de materias primas a nivel mundial. Nuestro consumo y estilo de vida se basan en la explotación de los recursos naturales y de las personas que allí viven. Así, el cinturón industrial y portuario a lo largo de la enorme bahía de São Marcos en el Atlántico avanza hasta el límite de Tauá-Mirim y amenaza con devorar el territorio. Se planea construir allí, entre otras cosas, una planta de regasificación donde el gas natural licuado (GNL) se transformará nuevamente en estado gaseoso.
En la aldea de Taim, sus habitantes nos reciben con frutas frescas y jugos; para el almuerzo hay arroz con pescado y açaí. Desde hace 22 años trabajan para que el gobierno brasileño declare lo que se conoce como Reserva Extractivista (RESEX) la zona de bosque lluvioso y manglar Tauá-Mirim, que tiene 16.000 hectáreas. Esta categoría oficial de áreas protegidas en Brasil combina la conservación de la naturaleza con los derechos y usos de pueblos y comunidades tradicionales. En la Unión Europea, esto correspondería aproximadamente a una reserva de biosfera y, a nivel internacional, a un “área protegida con uso sostenible de recursos naturales”.
Nuestro territorio Tauá-Mirim es el pulmón verde de São Luís, la capital del estado brasileño de Maranhão en el Atlántico.
Las alrededor de 2.000 familias en doce comunidades en Tauá-Mirim recolectan en los manglares cangrejos y mejillones, pescan peces con redes pequeñas y nasas, recolectan en la selva los frutos de las palmeras açaí (Euterpe oleracea) y burutí (Mauritia flexuosa) y cultivan para el consumo propio en pequeños lotes yuca, vegetales y frutas tropicales.
Salva la Selva apoya la iniciativa con la petición “Protejan manglares, ríos y bosques en la Amazonía de Brasil”, que pide protección para Tauá-Mirim. Entre otras cuestiones, elaboramos una estrategia para la entrega de la petición al gobierno y autoridades de manera visible en los próximos días; en la capital Brasilia, en São Luís y en el marco de la Conferencia Mundial sobre el Clima COP30 en Belém. Al igual que aquí, en Brasil los políticos a menudo sólo reaccionan cuando hay presión social y atención pública.
31 de Octubre de 2025
Encuentro con nuestras organizaciones aliadas en São Luís, Maranhao
Hoy nos encontramos con las organizaciones con las que trabajamos en Maranhao. El Consejo Indigenista Misionario CIMI puso amablemente su oficina en la capital São Luís a disposición. En total 22 personas nos informaron sobre el trabajo conjunto, sobre las actividades y proyectos que se llevaron a cabo con las donaciones. Y conversamos sobre la continuidad de la cooperación y estrategias a seguir.
Nuestro trabajo tiene éxito, porque trabajamos con organizaciones aliadas que a su vez trabajan en red, complementándose mutuamente y generando una atmósfera de confianza, para llevar a cabo un trabajo coordinado y eficente para la protección de los derechos humanos y la naturaleza.
Las principales amenazas en este momento son la expansión de la industria agrícola y minera para la exportación de materias primas y los grandes proyectos energéticos y de infraestructura, como la construcción de carreteras, ferrocarriles de mercancías y puertos de exportación.
Un tema que afecta a todos los grupos con los que cooperamos es el uso masivo de pesticidas (herbicidas, insecticidas y fungicidas) por parte de la industria agraria. Especialmente graves son las fumigaciones aéreas con drones y aviones de hélice, ya que contaminan grandes extensiones de terreno. Muchos de los productos químicos utilizados están prohibidos en la Unión Europea, al estar clasificados como especialmente perjudiciales para el medio ambiente o la salud. Nuestros socios afirman que se está librando una guerra Las principales amenazas son la expansión de la industria agrícola y minera para la exportación de materias primas y los grandes proyectos energéticos y de infraestructura, como la construcción de carreteras, ferrocarriles de mercancías y puertos de exportación.
Un tema que afecta a todos los grupos apoyados es el uso masivo de pesticidas (herbicidas, insecticidas y fungicidas) por parte de la industria agrícola. Especialmente graves son las fumigaciones aéreas con drones y aviones de hélice, ya que contaminan grandes extensiones de terreno. Muchos de los productos químicos utilizados están prohibidos en la Unión Europea porque se consideran especialmente perjudiciales para el medio ambiente o la salud. Nuestros aliados afirman que se está librando una guerra química contra las personas que les induce graves daños, las mata de hambre y las expulsa de sus tierras.
La alternativa respetuosa para con el medio ambiente y las personas es la agroecología, es decir, una agricultura a pequeña escala y diversa sin productos químicos, que combina la agricultura con los árboles (sistemas agroforestales) y la permacultura.
30 de Octubre de 2025
Visita a los indígenas Akroá-Gamella
Nuestra llegada al territorio indígena Akroá-Gamella se retrasa porque nos quedamos atrapados durante mucho tiempo en atascos de carretera, provocados por multitud de obras. A lo largo de decenas de kilómetros, se están renovando y ampliando las carreteras rurales, destrozadas por el intenso tráfico de camiones. Pesados camiones de nueve ejes y 26 metros de longitud transportan en interminables columnas soja, maíz y maderas tropicales desde el interior del país hasta la costa atlántica, a los puertos de São Luís, mientras que en dirección contraria se transportan combustibles, fertilizantes y pesticidas.
Ya es de noche cuando llegamos al territorio Akroá-Gamella. Nos reciben con bailes y cantos en su territorio. De esta manera preparan a los espíritus del bosque para nuestra visita. Entonces comienza la fiesta, y nosotros también bailamos y nos integramos al grupo. Para los indígenas, lo importante es siempre el colectivo, no el individuo, y las decisiones se toman conjuntamente en asambleas.
Pasamos la noche en la casa del líder indígena Kum’tum, en la aldea de Cajueiro Piraí. Se encuentra en una antigua gran propiedad que ocuparon los Akroá-Gamella. Allí mismo organizaron el padado agosto una reunión de tres días de la Red de los Pueblos (Teia dos Povos) de Maranhão, en la que participaron mil personas de diferentes pueblos indígenas y comunidades afrobrasileñas (quilombolas). Salva la Selva apoyó el encuentro gracias a las donaciones.
A la mañana siguiente nos reunimos para conversar, y la reunión se inicia con un baile y un canto: «Nosotros, los Akroá-gamella, somos uno de los pueblos indígenas que el Gobierno brasileño pretende exterminar con su política de integración y asimilación», explica Kum’tum.
Recuperación de tierras robadas
«Tras un largo silencio, en la década de 1990 comenzamos a organizarnos. En 2014, la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) inició la demarcación de nuestra tierra, Taquaritiua, pero el proceso apenas avanza. Desde hace algunos años, estamos recuperando las tierras que nos robaron. La tierra no se puede comprar, no nos pertenece, sino que somos nosotros los que pertenecemos a la tierra».
Los indígenas nos cuentan los constantes ataques, acoso, odio y violencia a los que están expuestos. También sufren las fumigaciones aéreas con pesticidas. Las empresas madereras roban los valiosos árboles, en los ríos se extrae arena y grava para su utilización como material de construcción, les confiscan sus tierras que pasan a manos de empresas agrícolas e industriales y quedan invadidas por proyectos de infraestructura. Y además, se han utilizado como vertedero de los residuos de dos ciudades vecinas.
Polémica visita de la policía
En un momento dado nos vemos obligados a interrumpir la visita. En la comunidad vecina, Centro do Antero, irrumpe la policía federal con tres vehículos todoterreno y agentes armados. Nos dirigimos hacia allá inmediatamente. El funcionario a cargo explica que vienen de forma amigable, al haber recibido denuncias de los indígenas Akroá-Gamella relativas a la compañía eléctrica Equatorial. "La empresa está instalando una línea de alta tensión a través de nuestro territorio, sin consultarnos y sin nuestro permiso", contextualiza una de las líderes.
Las dudas sobre el objetivo de los policías federales no tardan en surgir. No traen ninguna orden de intervención, tampoco recogen pruebas ni declaraciones de testigos, solo quieren inspeccionar la zona.
Es muy posible que los agentes solo quieran averiguar cómo reaccionamos, cómo es el acceso al pueblo, cómo es el lugar y quiénes son nuestros líderes, comentan los indígenas entre ellos.
Finalmente, los agentes se marchan para visitar la construcción de una gasolinera que se está construyendo ilegalmente en las tierras de los Akroá-gamella.
Tras la reunión, los Akroá-gamella nos sirven pescado a la parrilla con açaí. Tenemos que recoger nuestras cosas y volver a São Luís, atravesando obras e interminables filas de camiones.
29 de octubre de 2025
Biodiversidad saludable en lugar de monocultivos industriales
Junto con nuestra aliada, la organización ACESA (Asociación Comunitaria de Educación en Salud y Agricultura) llegamos a la comunidad Centro da Josina, en el interior de Maranhão. En la casa de la familia de agricultores de Elizangela y Reinaldo Furtado nos reciben con café, frutas y jugos frescos.
Después de reponernos, iniciamos una ronda a través de las 11 hectáreas de su propiedad. «Antes trabajaba en una granja de soja», cuenta Reinaldo. «Pero pronto me di cuenta de lo perjudiciales que son los monocultivos, el uso de pesticidas, fertilizantes minerales y la ingeniería genética para las personas y la naturaleza».
Por eso regresó a su pueblo y, con el asesoramiento de ACESA, comenzó a cultivar la tierra con métodos agroecológicos y agroforestales. Sin productos químicos ni fertilizantes artificiales.
Combina el cultivo de plantas anuales como el maíz y la yuca y hortalizas con plátanos, árboles frutales, palmeras y maderas tropicales nobles, lo que resulta muy productivo. Las diferentes plantas se fortalecen y protegen entre sí, aprovechando al máximo el suelo, los nutrientes y la luz. Aquí no hay monocultivos y los diferentes cultivos rotan constantemente. Las gallinas y la piscicultura en estanques completan el menú. Solo necesita la mitad de su pequeña granja para el autoabastecimiento y el sustento, la otra mitad descansa.
Desde hace más de diez años, ACESA también trabaja con las mujeres del pueblo. Estas aprovechan las existencias de palmeras babasú de la zona, que son muy versátiles. Sus frutos, semillas, troncos y hojas tienen usos tan diversos que van desde la producción de alimentos hasta cosméticos, medicina, artesanía y materiales de construcción. De los frutos se extrae aceite y se elabora harina para el consumo humano. Las cáscaras de los frutos se utilizan como carbón vegetal para cocinar y para la artesanía, las hojas de palma para techar y los troncos de palma como madera de construcción.
Antes nos avergonzábamos de ser recolectoras de babasú. Ahora estamos muy orgullosas.
María Senhora
Diez mujeres de la comunidad se han unido en este emprendimiento. Se reúnen semanalmente y procesan y venden juntas la cosecha y los productos elaborados a partir de ella. «Ahora también utilizamos las hojas de los plataneros. Con ellas fabricamos las cubiertas de los cuadernos», explica su compañera Dona Oneide. Delante de la casa han expuesto sus productos en una mesa.
"Hemos ayudado a las mujeres a ser visibles y autosuficientes" nos cuenta Didi Alves de ACESA. Su organización trabaja en casi 30 comunidades de la región, en seis distritos. Los principales problemas son las fumigaciones con pesticidas, el robo de tierras por grandes terratenientes y empresas agrarias y la destrucción de las fuentes de agua.
No nos dejamos intimidar por la industria agraria
En la comunidad Alegría, en el interior del estado de Maranhao nos reciben con los brazos abiertos. La comunidad está en el distrito de Timbiras, un área de transición en la que la selva amazónica se convierte en la sabana del cerrado.
Desde hace cuatro años, Salva la Selva apoya a las 360 familias campesinas y campesinos de las veinte comunidades de Timbiras, a través de nuestra aliada la Comisión Pastoral de la Tierra CPT.
"Desde hace cuatro años trabajamos en este área gracias al apoyo que recibimos gracias a las donaciones", relata Antonia Calixto, de la CPT. "Primero elaboramos mapas con la comunidad, que reflejanla situación de las comunidades y los usos de la tierra. Este trabajo es muy importante para actuar contra el robo de tierras y la tala ilegal".
Un año antes, llegaron las primeras empresas madereras, agrícolas y los especuladores de tierras a la región. Empezaron a extraer las maderas tropicales más valiosas como ipé y massaranduba y a comprar parcelas de tierras. Los restos de bosque los eliminaron mediante quemas. Después plantaron el pasto tropical capim. Para probablemente sustituirlo en unos años con maíz o soja. Un poco más al sur, en el distrito de Balsas, ya se expanden los monocultivos de soja por todas partes.
La guerra del veneno contra las personas tiene que terminar
"Los drones que hacen las fumigaciones pasaron encima de mí y me regaron con pesticidas. El veneno me destruyó la piel" explica una de las personas presentes y nos muestra su piel dañada. "Desde entonces no puedo trabajar ni ganarme la vida".
Lo que nos cuentan es terrible. Dicen que la industria agraria está llevando a cabo una guerra con venenos contra ellos. Con avionetas y drones se riega el paisaje con químicos. Todo queda envenenado y muere: los árboles, el maíz, los bananos, mandioca y verduras de las familias de pequeños campesinos, las fuentes de agua y las lagunas. La meta parece ser, obligar a las personas a rendirse y forzarlas a desplazarse, comprar las tierras a bajo precio para instalar al ganado, cultivar soja a gran escala o establecer monocultivos de árboles de eucalipto.
Como las autoridades han prohibido entretanto las fumigaciones aéreas, ahora se llevan a cabo las fumigaciones por la noche en la oscuridad. Es casi imposible filmar los drones y demostrar quién los maneja y que con ellos se ejecutan los ataques con veneno. Ya han presentado denuncias en diferentes ministerios y organismos, pero no cesan. Los jueces podrían estar siendo cómplices de las empresas agrarias, temen los campesinos afectados.
Pero no quieren rendirse ni dejarse desplazar. El trabajo junto con CPT, nuestro apoyo y visita traen esperanza. Con apoyo jurídico a través de CPT, los habitantes de Timbiras han denunciado a la empresa agraria Maratá por robo de tierras. Con éxito, ya que gracias a la sentencia recibieron de vuelta 1700 hectáreas de tierra, de las que la empresa los había desplazado.
Después de una comida comunitaria con pescado, feijoada y arroz, nos entregaron un cesto tejido con fibras de palma babassu, llena de galletas, harina y jabones elaborados a base de babassu, collares elaborados a base de los frutos y semillas de babass y otros frutos.
Para concluir nuestra visita, hicimos una caminata por esta selva recuperada. Nos mostraron con mucho orgullo la fuente de agua, que incluso ahora, en medio de la estación seca, provee de agua limpia y potable a la comunidad.
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