Bajo la consigna Fuera Monsanto: marcha mundial contra la multinacional
22 may 2018
El sábado 19 de Mayo, dos miembros de Salva la Selva estuvimos presentes en Buenos Aires en la jornada de la Marcha Mundial contra Monsanto, empresa que recientemente se fusionó con Bayer.
Hace 22 años llegaba a Argentina el primer evento transgénico, la soja RR de la mano de Monsanto. Desde entonces, los cultivos de transgénicos y el uso de agrotóxicos ha crecido de manera desmedida. Al rededor del 80% del área cultivable de Argentina se utiliza para monocultivos transgénicos, y 423 millones de litros de agrotóxicos son esparcidos cada año en el país.
Estudios científicos demuestran que estos productos provocan elevada mortalidad en peces y anfibios, amenazan de extinción a las abejas, y en seres humanos y animales se dan gran cantidad de nacimientos con malformaciones, abortos espontáneos, infertilidad, leucemia, enfermedades renales, lupus, problemas neurológicos, afecciones respiratorias severas, obesidad, dermatitis, y otras tantas enfermedades entre las que se destaca el cáncer. En áreas rurales la tasa de cáncer llega a cuadriplicar la media nacional.
Comenzó la manifestación contra Monsanto con una concentración en la céntrica plaza San Martín donde hubo música en directo y testimonios de personas afectadas por las fumigaciones con agrotóxicos ante la presencia organizaciones de diversas partes y diferentes luchas contra el extractivismo en Argentina. Así pudo escucharse a las docentes Mariela Leiva y Silvana Beatriz Lovos Garello víctimas de las fumigaciones con agrotóxicos junto a sus alumnos, el doctor Jorge Kaczewer, la periodista Fernanda Sández, autora de “La Argentina fumigada” y el ingeniero agrónomo Eduardo Cerdá, de la Red Nacional de Municipios y comunidades que fomentan la agroecología (Renama).
Se convocaba a las personas preocupadas por la emergencia socioambiental producida por el modelo agrícola industrial tóxico impuesto desde hace más de dos décadas con virulencia particular en Argentina. Se está imponiendo a escala mundial lo que se cultiva y cómo se hace y por ende también lo que comemos y su precio. Están monopolizando y convirtiendo la comida en un mero negocio, desvinculado de la alimentación y la nutrición como procesos vitales y culturales. Las diferentes organizaciones proponen como alternativa recuperar la soberanía alimentaria a través de la agroecología.
Fusiones como la de Monsanto y Bayer, dos de las más grandes y poderosas, acaparan la producción y venta de semillas, en gran parte transgénicas.
El problema no afecta sólo a la población rural, sino también de manera indirecta a todas las personas. Ingerimos estos químicos en los productos que consumimos, transgénicos o no por las grandes cantidades de agrotóxicos que se utilizan, 340 millones de litros de glifosato en Argentina en 2017.
Pese a los comprobados efectos sobre la salud y la tierra, la frontera agrícola continúa expandiéndose, provocando desmontes, desplazamiento de pueblos originarios y campesinos, pérdida de biodiversidad, alta mortalidad de peces y abejas, contaminación genética, desertificación del suelo e inundaciones.
Por todo esto, el manifiesto contra Monsanto “denuncia a los gobiernos de turno, a ministros, senadorxs y diputadxs, que sin importar de qué partido sean, se han encargado de legislar en pos del crecimiento de este modelo; a los organismos de control, que hacen oídos sordos a la realidad; a las Universidades Nacionales que firman convenios con las peores corporaciones, formando profesionales moldeados por las empresas y a disposición de ellas; y a los medios de comunicación masivos, quienes auspiciados por las corporaciones genocidas, son cómplices y partícipes necesarios de la desinformación y silenciamiento”.
Otros países de la región como Chile y Uruguay también se sumaron a la protesta.