Robo de tierras y criminalización de campesinos en Borneo
27 abr 2020
En Indonesia, un ecologista ha muerto en prisión. Hermanus estaba enfermo, y la policía lo arrestó con el pretexto de que había robado frutos del aceite de palma de una plantación en Borneo. En realidad, Hermanus exigía la devolución de la tierra de la que se había apropiado una empresa de palma de aceite en su pueblo natal en Penyang.
Hay muchas campesinas y campesinos y personas de los pueblos indígenas que están sufriendo robos de tierras por parte de compañías de aceite de palma. Si se resisten, terminan en prisión. Un caso reciente en Borneo confirma estas estrategias represivas de las empresas.
La policía arrestó a tres hombres de la aldea de Penyang por robar frutos de palma aceitera de la compañía HMBP. Se encuentran en una prisión totalmente superpoblada desde el 18 de febrero de 2020, mientras dura el proceso que se lleva a cabo en el tribunal regional de la ciudad de Sampit, en Kalimantan central. El 27 de abril de 2020, el tribunal rechazó la apelación de dos de los acusados en la que pedían su liberación a causa de la pandemia de coronavirus. El tercero murió preso el día previo.
El conflicto por la tierra existe desde 2005, cuando una empresa de palma aceitera, abusando de un permiso para establecer una plantación, robó a las pequeñas aldeas de la zona casi 2.000 hectáreas de bosque y campos de cultivo. Desde el principio, los pobladores se negaron a dar su permiso para una plantación de este tipo en las áreas circundantes, y mucho menos a entregar sus tierras. Las autoridades prohibieron expresamente a la empresa plantar palmas de aceite fuera de la concesión. Demasiado tarde: la palma aceitera se ha estado expandiendo allí durante hace mucho tiempo.
A lo largo de los años elproblema ha tenido sus idas y sus vueltas. La plantación cambió de manos, los habitantes de Penyang se dirigieron a varias autoridades y a la Comisión de Derechos Humanos. Para resolver el conflicto, la empresa HMBP (Hamparan Masawit Bangun Persada) debía devolver las tierras saqueadas y pagar una indemnización.
El 15 de octubre de 2019, los ciudadanos de Penyang recibieron una carta del HMBP en la que se les devolvía la tierra. Creyendo que la tierra les pertenecía de nuevo, el pueblo de Penyang cosechó varias veces los frutos de la palma de aceite. Pero enotnces resultó ser que no estaba nada claro sobre la supuesta devolución. En febrero de 2020, cuando el pueblo de Penyang estaba cosechando de nuevo, el conflicto escaló de repente. Llegó la policía, detuvo a varias personas y otras dos pudieron esconderse con la ayuda de Save Our Borneo. Al final, tres personas, Dilik, Hermanus y James Watt fueron arrestadas. Esperaban a su juicio en el tribunal de Sampit en Kalimantan central.
Los grupos ecologistas proporcionaron asesoramiento jurídico y cobertura mediática. Para el público, los presos son ahora "héroes del medio ambiente" que hacen campaña por el bosque, la reforma agraria a favor de los pequeños agricultores y la naturaleza. Se han convertido igualmente en sinónimo de la lucha desigual por la tierra y en contra la agroindustria del aceite de palma.
A pesar de la pandemia de coronavirus, el proceso se llevó a cabo en un espacio muy reducido. La primera vista tuvo lugar el 6 de abril. El día anterior a la 4ª sesión, el 26 de abril de 2020, Hermanus murió a la edad de 35 años en prisión preventiva en el hospital. Ya había estado enfermo antes. Pero según declaraciones de otros prisioneros, Hermanus fue torturado y no recibió ninguna medicación en la prisión. Condenamos estos hechos con contundencia y lamentamos profundamente su fallecimiento.
El 27 de abril de 2020, el tribunal rechazó sumariamente los argumentos y alegaciones de los dos acusados restantes. Habían pedido que no se les mantuviera en prisión durante el tiempo de confinamiento durante la pandemia de Corona.
¡La justicia ha muerto! dicen desde Save our Borneo. Se está criminalizando a los agricultores y a personas de los pueblos indígenas como Dilik y James Watt, que trabajan por la naturaleza y en favor de una agricultura justa.
La pandemia de coronavirus amenaza con aumentar los conflictos. Se observa que para superar las consecuencias económicas, se apunta a relajar o abolir totalmente las normas de protección del medio ambiente, además de las ayudas millonarias.
Tememos que mientras la atención pública está centrada en las noticias relativas a la pandemia, en muchos lugares se aprovecha para tomar medidas contra ecologistas, activistas de derechos humanos y pequeños agricultores.