Detengan los monocultivos en Mozambique
En Mozambique, comunidades de las provincias Nampula, Niassa, Zambézia y Manica se levantan contra la expansión de los monocultivos de árboles de eucaliptos y pinos a gran escala. Necesitan tu apoyo para denunciar la situación. Firma la petición.
PeticiónPara: Director gerente Green Resources Sr. Mads Asprem Pte. Com. Ejec. Navigator Company/Portucel Mozambique Sr. Diogo da Silveira; Ministro do Ambiente de Mozambique, Sr. Celso Correia; Ministro da Agricultura de Mozambique Sr.José Pacheco
“Gobierno de Mozambique: mantenga su Ley de Tierras y asegure el debido respeto de los derechos comunitarios a la tierra, al agua y los alimentos.”
Comunidades de África oriental y meridional cercadas por plantaciones de empresas europeas, se resisten al acaparamiento de sus tierras. Exigen a Green Resources, Portucel y demás empresas e inversores de capital financiero su devolución. Se trata de tierras agrícolas fértiles que las empresas utilizan a gran escala para establecer monocultivos de eucaliptos y pinos. En la región existen ya numerosos conflictos con comunidades, y nuevos se avecinan.
La empresa noruega Green Resources (GR) y Portucel Moçambique, propiedad de la compañía portuguesa The Navigator Company son dos de las más activas de la región y constituyen un ejemplo paradigmático de esta situación cada vez más habitual. La primera está activa en Mozambique, Tanzania y Uganda. En el primero de estos países ha plantado tan sólo un 10% de las superficies planificadas de 264.898 has provocando ya numerosos conflictos al prometer beneficios que nunca han llegado y apropiándose de tierras según la lógica que en el contexto internacional se conoce como landgrabbing.
Empresas y gobiernos suelen afirmar que las plantaciones se establecen en tierras marginales o degradadas, lo cual no es cierto, de acuerdo a una investigación de campo que se publicará este mismo mes.
Portucel Moçambique sigue un esquema similar, aunque sus plantaciones serían con 356.000 has aún más extensas, con el añadido de que construirán una enorme planta de celulosa. Las pocas plantaciones que ya han establecido han causado toda la lista de inconvenientes, violaciones de derechos y daño ambiental expuestos más arriba y además, procesos de consulta inadecuados y falsas promesas de empleo .
Exigimos que el gobierno de Mozambique mantenga su Ley de Tierras y asegure el debido respeto de los derechos comunitarios a la tierra, el agua y los alimentos. Firma la petición.
Más informaciónTierras fértiles y agua en un clima propicio tienen como resultado una mayor productividad por hectárea que en Europa. La mano de obra barata y normas ambientales flojas atraen a muchas empresas a países de África Oriental y Meridional. Por su parte, los gobiernos están facilitando el acceso de las empresas a las tierras.
Su negocio: el establecimiento de monocultivos de árboles industriales como eucaliptos y pinos. Estos requieren cantidades grandes de agua, lo cual es muy perjudicial en el contexto actual de cambio climático y sequía,
En estas tierras viven comunidades que resisten a la invasión de su territorio y al desplazamiento. Estas utilizan las tierras para su propio abastecimiento, y para la venta en los mercados locales. Además, necesitan el agua para la vida.
Con los ojos puestos en la vecina Sudáfrica saben que los escasos y mal pagados empleos que ofrecen las empresas para nada compensa la pérdida de sus tierras agrícolas y de la soberanía alimentaria.
La certificación FSC (Consejo de Administración Forestal) no ayuda mucho en este caso, teniendo en cuenta que se trata de una poderosa herramienta en manos de las empresas del rubro para declarar “sostenibles” sus plantaciones y para tener acceso a financiación. No deberían sin embargo obtener esta certificación plantaciones en las que existen violaciones de derechos fundamentales en tierras en las que provocan graves conflictos.
Otras situaciones similares se dan con el apoyo de proyectos con fines de lucro de “reforestación” promovidos en las últimas décadas por organismos internacionales como el Banco Mundial y la FAO en el Sur global. Uno de estos programas es la Iniciativa Africana de Restauración de Paisajes Forestales (AFR100), que muestra que este tipo de proyectos se traducen en más monocultivos de árboles a gran escala que benefician a un pequeño grupo de empresas, fondos de inversión y consultores. Como resultado de estas iniciativas, las comunidades terminan perdiendo sus tierras, su comida y su agua.
Esta petición forma parte de las acciones en torno al 21 de septiembre, Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles y ha sido coordinada por el Movimiento Mundial por los Bosques.
Si formas parte de una organización, grupo o movimiento que quiere adherir, envía la adhesión al correo electrónico: Mozambique@wrm.org.uy indicando tu nombre, el nombre de la organización y el país.
Cualquier persona que lo desee puede adherirse en la página web de Salva la Selva.
Cada 21 de septiembre recordamos - ¡Las plantaciones no son bosques!
Estudios en profundidad
Estudio sobre el “Avance de las Plantaciones de Árboles sobre los Territorios de l@s campesin@s en el Corredor de Nacala: el caso de Green Resources Mozambique” (En portugués, idioma en el que se encuentra el estudio: “O Avanço das Plantações Florestais sobre os Territórios dos Camponeses no Corredor de Nacala: o caso da Green Resources Moçambique”). Ha sido realizado por la organización mozambicana Livaningo, UNAC (Unión Nacional de Campesinos) y Justicia Ambiental.
Estudio sobre “Portucel – el Proceso del acceso a la Tierra y los derechos de las comunidades” (En portugués, idioma del estudio: “Portucel - O Processo de acesso à Terra e os direitos das comunidades”). Ha sido realizado por Justicia Ambiental.
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Para: Director gerente Green Resources Sr. Mads Asprem Pte. Com. Ejec. Navigator Company/Portucel Mozambique Sr. Diogo da Silveira; Ministro do Ambiente de Mozambique, Sr. Celso Correia; Ministro da Agricultura de Mozambique Sr.José Pacheco
Cada vez más, empresas e inversores financieros del Norte dirigen su atención a los países de África Oriental y Meridional por considerarlos atractivos para la obtención de ganancias fáciles mediante el establecimiento de monocultivos de árboles - como eucaliptos y pinos - en vastas superficies de tierras. Las empresas se ven atraídas por tierra y mano de obra baratas, por la mayor permisividad de las normas ambientales y porque la productividad de madera por hectárea es sustancialmente mayor que, por ejemplo, la de Europa. Las condiciones de crecimiento favorables son el resultado de la disponibilidad y el acceso a tierras fértiles y agua, así como de un clima propicio.
Debido a estas características, las tierras fértiles que les interesan a las empresas de plantaciones en países de África Oriental y Meridional tienden a ser parte de territorios a partir de los cuales las comunidades aseguran y reproducen su vida y sus medios de sustento, y abastecen a los mercados locales con los productos alimenticios que cultivan. A menudo, la conversión de estas tierras en monocultivos de árboles tiene como resultado directo graves conflictos por la tierra, con las comunidades resistiendo la invasión de sus territorios.
Lamentablemente, los gobiernos nacionales de África Oriental y Meridional, en lugar de defender los intereses de las comunidades campesinas rurales, facilitan el acceso de las empresas a las zonas de tierras fértiles, a pesar de que por lo general son utilizadas y están bajo el control de las comunidades locales. En varios lugares, el establecimiento de plantaciones de árboles ha provocado el desplazamiento inmediato o gradual de comunidades enteras. Hay casos en que las comunidades logran resistir y defender sus hogares frente a una empresa forestal pero pierden sus territorios frente a los monocultivos de árboles, pero en algún momento comienzan a percibir impactos - entre otros - en su suministro de agua. Sudáfrica es un caso demostrativo y preocupante del efecto que años de vastas plantaciones de monocultivos de eucalipto y pino pueden provocar en las fuentes de agua de ese país. El uso excesivo de agua por los monocultivos forestales es aún más preocupante en el contexto del cambio climático y de la reciente y prolongada sequía que ha afectado a gran parte de la región. Las empresas que realizan plantaciones de árboles y los gobiernos a menudo prometen oportunidades de empleo a las comunidades afectadas por los monocultivos industriales de árboles. No obstante, los trabajos que se materializan a menudo son temporales y mal pagados, y no compensan la pérdida simultánea de tierras agrícolas y soberanía alimentaria. Los impactos de por sí graves de las plantaciones industriales de árboles en las comunidades resultan aún más graves para las mujeres, quienes en varias comunidades son responsables de la producción de alimentos y del acarreo de agua.
Los numerosos impactos negativos que causan las empresas de plantaciones no les impiden obtener la certificación de sus plantaciones. El FSC (Consejo de Administración Forestal) es uno de los sistemas de certificación utilizados ampliamente en la industria forestal. Es una herramienta poderosa en manos de las empresas del rubro porque declara que sus plantaciones son “sostenibles”. En otras palabras, se sugiere que no causan daño a las comunidades ni violan derechos comunitarios - cuando lo cierto es que ocurre lo contrario en muchos, si no la mayoría, de los casos de establecimiento de plantaciones de monocultivos de árboles a gran escala. Este certificado se ha convertido en un pre-requisito cada vez más importante para las empresas forestales, que les asegura la financiación de inversores de capital financiero del Norte. Sin embargo, las comunidades afectadas por plantaciones certificadas por empresas de consultoría acreditadas por el FSC - cuyos servicios son pagados por las empresas forestales - continúan sufriendo prácticamente los mismos problemas que tenían antes de la certificación, porque el FSC no ve que el carácter de “monocultivo” ni el de “gran escala” de las plantaciones industriales de árboles, así como tampoco los conflictos no resueltos en materia de derechos sobre la tierra, sean un obstáculo para la certificación. Sin embargo, éstas son precisamente las principales características responsables de la mayoría de los impactos negativos de las plantaciones. En los hechos, las empresas forestales se benefician del FSC, que ayuda a presentar una imagen vistosa pero falsa de una dura realidad. Es este panorama color de rosa de la “sostenibilidad” lo que ayuda a las empresas forestales a conseguir dinero de los inversores y a seguir expandiéndose.
Entre las muchas compañías que promueven las plantaciones industriales de árboles a gran escala en los países de África Oriental y Meridional, nos gustaría destacar dos empresas: la empresa noruega Green Resources (GR) y Portucel Moçambique, propiedad de la compañía portuguesa The Navigator Company. La razón para poner de relieve estas empresas se debe al hecho de que son de las más activas de la región. Por lo tanto, sus actividades ya tienen graves impactos negativos en las comunidades locales, los cuales se agravarán aún más si la expansión anunciada por estas compañías no se detiene.
Green Resources (GR) está activa en Mozambique, Tanzania y Uganda. En Mozambique, entre 2005 y 2009, dicha empresa adquirió títulos de uso de la tierra para 264.898 hectáreas en tres provincias, Nampula, Niassa y Zambézia. Hasta el presente ha plantado alrededor del 10% de la superficie total, predominantemente en las proximidades de aldeas, carreteras principales y recursos de agua utilizados por las comunidades locales. No ha hecho uso de tierras marginales o degradadas, al contrario de lo que suelen afirmar empresas y gobiernos. Todas las comunidades visitadas durante una investigación de campo que dio lugar a un informe que será publicado este mes de septiembre,1 han planteado varias quejas, que van desde las falsas promesas sobre los beneficios hasta la apropiación de tierras.
Portucel Moçambique, por su parte, anunció el proyecto de construcción de una enorme planta de celulosa, y en función de eso está expandiendo las plantaciones de árboles a gran escala en Mozambique, que cubrirían 356.000 hectáreas en las provincias centrales de Zambézia y Manica. Aunque hasta la fecha sólo se ha plantado una pequeña parte de la superficie total, ya hay conflictos con las comunidades locales, principalmente debido a procesos de consulta inadecuados; falsas promesas de empleo y mejores condiciones de vida; acaparamiento de tierras y competencia por la tierra fértil utilizada para la producción de alimentos; compensación inadecuada por las tierras perdidas en beneficio de la empresa; y reclamaciones relativas a una menor disponibilidad de agua tras el establecimiento de la plantación.2
Las comunidades de África Oriental y Meridional que se han visto cercadas y encerradas por las plantaciones de empresas como GR, Portucel y otras, perdiendo el control de sus territorios, a menudo resisten. En varios casos lo hacen sin ningún o con muy poco apoyo externo, y por lo tanto sus luchas a menudo permanecen invisibles. La tendencia de los últimos años es que cada vez más comunidades enfrentan esta situación como resultado de la puesta en marcha de numerosos planes a gran escala llamados de “reforestación”, tales como la Iniciativa Africana de Restauración de Paisajes Forestales (AFR100).
AFR100 se puso en marcha de forma paralela a la conferencia sobre el clima en Francia el año pasado. Tiene acceso a mil millones de dólares con apoyo del Banco Mundial, además de las contribuciones de otros financiadores públicos y privados. AFR100 afirma que apoyará la mitigación del cambio climático y mejorará los medios de vida y sustento. Pero la experiencia con los proyectos verticalistas y con fines de lucro de “reforestación” promovidos en las últimas décadas por el Banco Mundial y la FAO en el Sur global - y AFR100 parece tener muchas de las mismas características - muestra que este tipo de proyectos se traducen en más monocultivos de árboles a gran escala que benefician a un pequeño grupo de empresas, fondos de inversión y consultores, poniendo en peligro a la inmensa mayoría de las comunidades rurales que viven en las zonas seleccionadas por estos proyectos y planes de “reforestación”. Como resultado de estas iniciativas, las comunidades terminan perdiendo sus tierras y quedándose sin comida y sin agua.
Los abajo firmantes, organizaciones, grupos, movimientos y personas, con motivo del 21 de septiembre, Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles, expresamos nuestro apoyo y solidaridad con las comunidades que se levantan contra la expansión de los monocultivos de árboles a gran escala. Exigimos que Green Resources, Portucel y las demás empresas e inversores de capital financiero que acaparan o proyectan apoyar el acaparamiento de tierras agrícolas fértiles para el establecimiento de monocultivos de árboles en África oriental y meridional, devuelvan la tierra de las comunidades. Con ello pueden contribuir a resolver los numerosos conflictos existentes en la región con las comunidades locales, y a prevenir la aparición de nuevos. Exigimos que el gobierno de Mozambique mantenga su Ley de Tierras y asegure el debido respeto de los derechos comunitarios a la tierra, el agua y los alimentos.