Certificado FSC allana el camino a destructores de selvas

Sello FSC en un tablón de madera © anonym

Hace veinte años, no era posible vender madera tropical en Alemania. La organización Rettet den Regenwald (Salva la Selva en Alemania) organizó un boicot en contra de la madera tropical. Entonces se creó el sello para la certificación de madera FSC. Así se podía seguir comprando madera tropical. Pero a las selvas y sus habitantes no les va mejor que antes.

Suena fácil. Quien tiene respeto por la conservación de la naturaleza y las últimas selvas tropicales, puede optar por la compra de papel, muebles o parket con el sello FSC. Así, los clientes pueden diferenciar entre madera “bueno” o “mala” para la naturaleza. La madera o el papel “bueno” lleva el sello con el dibujo del arbolito y las letras FSC, la madera “mala” no.

Las siglas FSC se refieren a la organización Forest Stewardship Council con sede en Bonn, Alemania. Esta organización se propuso como objetivo la certificación de bosques y plantaciones industriales que desde hace años es la “niña de los ojos” de la cooperación al desarrollo alemana. El FSC fue creado en 1993 con bombo y platillo en el lejano México, donde tuvo su sede central hasta que se mudó a Alemania.

FSC se ha estado dedicando a garantizar el origen de la madera como “manejo forestal responsable y sostenible”. El resultado de 17 años de FSC: 70 millones de hectáreas de bosques y 50 millones de hectáreas de plantaciones industriales de árboles llevan el sello en todo el mundo, lo que significa el 3% de las superficies globales de bosques.

Pero la deforestación continúa

Inicialmente, la certificación fue concebida para los bosques tropicales. Con el folleto “Huellas del FSC – Impactos de la certificación FSC en las regions tropicales”, la organización pretende dar esa imagen.

Pero las cifras hablan por sí mismas: sólo el 13% de las superficies certificadas FSC se encuentran en los trópicos. Peor aún: a pesar del FSC -y otros 50 sellos existentes para la certificación de maderas y bosques, la tala de bosques continúa sin descanso.

Y se sigue ignorando que no hay una forma reconocida científicamente de talar madera de las selvas de manera sostenible. No es sostenible ni responsable talar los árboles más grandes, y dejar que los tractores arranquen de cuajo gran parte de los árboles restantes para abrir caminos para su transporte, calentando al mismo tiempo el clima. Sobre este tema lea La Madera Tropical Calienta el Clima.

Sólo los habitantes ancestrales de las selvas las han conservado y defendido hasta hoy de acuerdo a sus formas tradicionales de vida. Son las formas de vida que las naciones industrializadas califican de subdesarrolladas.

“Manejo forestal responsable” denominan las empresas madereras su actuación. Que con laextracción certificada obtendrían los bosques un valor, y que sino se verían completamente amenazados por la tala, era la creencia a expandir. Cada árbol cortado estaría así contribuyendo a la protección de los bosques y al desarrollo de la humanidad.

Parte de esta corriente la forma también la organización ambiental World Wide Fund for Nature WWF (en español, Fondo Mundial para la Naturaleza), la cual desató una auténtica locura con eso de las certificaciones -además de la madera, también desarrollan sellos para aceite de palma, pescado, langostino, y pronto también soja y caña de azúcar. Con la bendición del FSC y el WWF, los tumbadores del bosque derriban los últimos bosques tropicales que quedan intactos en nuestro planeta, y talan el hogar y el sustento de la vida de muchos seres humanos. Las denuncias de la población se borran de la faz de la tierra con la coartada del sello de certificación, y con la excusa de que las quejas carecen de fundamento. Y como gran novedad, se argumenta que indígenas equipados con tecnología GPS pueden seleccionar un par de árboles o sitios de especialmente relevantes y salvarlas así de las sierras y las apisonadoras.

A pesar de la división organizativa del FSC en tres cámaras equivalentes, una ambiental, una social y una económica, la organización está dominada por la última. Como consecuencia, los estándares sobre los que trabajaba se han ido haciendo cada vez más blandos. En 1998, Rettet den Regenwald/ Salva la Selva descubrió el engaño con madera tropical de la empresa suiza Precious Woods, que estaba destinada a la construcción de diques de contención en el Mar Báltico.

Los negocios dominan el FSC, y la transparencia existe sólo sobre el papel

Uno tras otro se acumularon rápidamente los casos de fraude y las protestas en contra de certificaciones inadecuadas. Defensores del medio ambiente documentaron los casos más graves en internet (http://www.fsc-watch.org). Por lo menos 40% de las superficies certificadas FSC son plantaciones de árboles o gigantescos monocultivos industriales de eucaliptos, pinos y acacias. El FSC y los certificadores acreditados intentan por todos los medios rebotar las críticas. Las reclamaciones se pierden en procesos internos interminables. Además, son las empresas madereras las que contratan y pagan a los certificadores. Así queda precisamente comprometida su independencia. Tampoco puede hablarse de transparencia. Sobre la procedencia de la madera certificada, los clientes y la opinión pública en general no reciben ninguna información, y no hay posibilidad de seguir su trazabilidad, es decir, todo el camino que han recorrido las maderas. El acceso a las áreas de extracción de la madera a menudo no está permitido. Una inspección independiente de las actividades de certificación es de este modo imposible de hecho.

SÍNTESIS

El mercado no puede detener la deforestación. Sistemas de certificación voluntarios y privados para la producción industrial de madera constituyen un sello de protección cómodo, pero en el mejor de los casos se trata tan sólo de mejoras cosméticas a los estragos que se producen en los países tropicales. En realidad sería necesaria una iniciativa estatal, controles estrictos y multas elevadas.

¿Qué puedo hacer yo?

Semanalmente, puedes participar acciones de protesta de Salva la Selva, firmando una carta de protesta que se envía a los diferentes responsables del destrozo medioambiental que está sufriendo nuestro planeta, según corresponda.

Salva la Selva ha denunciado por ejemplo el caso de monos babuinos que mueren en plantaciones con sello FSC en Sudáfrica.

Para campañas actuales wer la página web de Salva la Selva http://www.salvalaselva.org

 

Por:

Klaus Schenck, Salva la Selva, berlin@regenwald.org

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